domingo, 1 de noviembre de 2009

Las aventuras de Pipi Gorrión - Parte IV

Pipi en el jardin explorando el lugar

Como les hemos contado, en el jardin hay otros pájaros, la mayoría son zorzales colorados (Turdus rufiventris). Ese día, Pipi se paseaba por el jardin inocentemente y un poco distraída. A diez metros de ella, vimos un zorzal macho buscando lombrices pero con la mirada puesta en Pipi, el nuevo intruso del jardin. Luego, la agarramos y la arrimamos hacia la tierra húmeda donde caminaba el zorzal para observar la interacción entre ambos. Diez minutos después comenzaron a acercarse y de repente, como si ella sintiera el peligro, se alejó rápidamente del zorzal dando pequeños saltos.
Inesperadamente, el zorzal se lanzó encima de Pipi, la alzó con su pico en señal de ataque, la empujó hacia adelante y Pipi despavorida miró hacia atrás tratando de escapar de ese pico que, cual pinza, intenta deshacerse de ella. Aqui todavia no volaba por lo que estaba sumamente indefensa frente a otros pájaros. El zorzal volvió a atacarla con su pico y ella saltó aun más alto con gran desesperación batiendo sus alas como nunca antes la habíamos visto. Inmediatamente entramos a escena y ahuyentamos al zorzal que permaneció en su arbol de siempre, cuidando su territorio. Decidí que había sido suficiente aventura por hoy y la entré a Pipi. Dos picotazos fueron demasiado para lo que parecía una tranquila tarde de verano.

El encuentro entre Pipi y el zorzal colorado

Los primeros vuelos de Pipi fueron vuelos cortos por adentro de la casa.Comenzó volando desde un sillón al otro mediante un rápido aleteo. A los dos meses ya recorría mayores distancias, volando alrededor del cuarto y posándose en los muebles, en la cama y en la mesa. Poco a poco aprendió a descender delicadamente ya que por momentos el aterrizaje era un tanto brusco. Su vuelo mejoraba luego de innumerables intentos pero esporádicamente se golpeaba contra los vidrios de las ventanas. Esta situación nos alarmó y fue el punto en que decidimos que era momento de soltarla a la naturaleza.Creímos que si continuábamos en contacto con Pipi, esto podría interferir en el desarrollo de los comportamientos que necesitaría para sobrevivir entre otros pájaros.

Un buen día, cuando ya tenía alrededor de 2 meses y medio de vida, la llevamos a un jardin pequeño. La pusimos en un árbol a unos 2 metros de altura y nos sentamos a observarla. Al cabo de unos segundos vino volando hacia nosotros y se posó en nuestros pies. Parecía ser que no deseaba quedarse en ese árbol. De repente vino otro gorrión, un macho. En un principio se ignoraron pero luego se acercaron el uno al otro. Al cabo de unos momentos el gorrión macho, ante nuestra presencia, salió volando. Pipi en cambio permaneció siempre en el mismo lugar comiendo semillas y explorando el jardin. La razón por la que decidimos soltarla en otro lugar es que en el jardin que ella conocía viven varios gatos, y sería de gran riesgo dejarla sola por la noche cerca de estos animales.
Luego de dos horas decidimos que era el momento apropiado para dejarla sola. La acercamos al árbol nuevamente y permaneció allí. Nos pareció apropiado dejarla antes que oscureciera para que ella pudiera buscar un lugar donde dormir.

Al día siguiente con mucha emoción volvimos a su encuentro pero no vimos ni un rastro de Pipi. Afortunadamente tampoco encontramos alguna evidencia que nos podría haber indicado de un accidente. La llamamos durante un tiempo y no obtuvimos respuesta. Aunque sentimos mucha nostalgia por su partida, sabíamos de antemano que luego de curarla ella tendría que partir y ser libre. Su visita dejo una marca muy fuerte en nuestras vidas, en todos los aspectos fue maravilloso aprender de un pájarito como Pipi, siempre vamos a estar sumamente agradecidos de haberla tenido con nosotros. Este pajarito demostró ser alguien sumamente sabio y simple, alguien que disfrutaba las pequeñas cosas de la vida.


Pipi ya adolescente

Resumiendo:

- Es interesante observar la interacción de los gorriones con otras aves, pero cuidado porque como paso con el zorzal, pueden llegar a ser sumamente territoriales, y ante la presencia de una especie más vulnerable se prepararán para correrla de sus tierras.
- Pueden dejar al pajarito solo un rato en un espacio natural pero siempre observándolo a cierta distancia para aminorar riesgos como ser el ataque de otros pájaros o gatos.
- Es importantisimo no dilatar demasiado la liberación del pajaro ya que el daño del cautiverio puede ser irreversible en su conducta; hay que simplemente dejarlo ir. Las aves DEBEN ESTAR EN LIBERTAD, no hay que privarlas de este derecho. Por mas que nos guste el pajarito, nos divierta, nos cautiven sus melodías y nos sintamos responsables por haberlo criado, no olvidemos nunca que el objetivo primordial de criar un pichon es para luego soltarlo.

Muchas Gracias por seguirnos y esperamos que ustedes tambien gocen de este privilegio que nos da la vida. Y acuerdense que todo vuelve!!